sábado, 4 de mayo de 2024

La chimera * * * *

 

La búsqueda del tesoro  

Se estrenó hace pocas semanas el último largometraje coescrito y dirigido por Alice Rohrwacher tras el cortometraje “Le pupille”. Todos tenemos una quimera, algo que deseamos hacer, tener, pero que nunca encontramos. Para la banda de 'tombaroli', los ladrones de antiguas tumbas y de yacimientos arqueológicos, la quimera es soñar con dejar de trabajar y hacerse ricos sin esfuerzo. Para Arthur, la quimera se parece a Benjamina, la mujer a la que perdió. Con tal de encontrarla, Arthur se enfrentará a lo invisible, indagará por todas partes, penetrará en la tierra, decidido a encontrar la puerta que lleva al Más Allá de que hablan los mitos. En su osado recorrido entre vivos y muertos, bosques y ciudades, fiestas y soledades, los destinos de los personajes se cruzan, todos en busca de su quimera.

Esta coproducción italiana completa la trilogía de la directora compuesta por “El país de las maravillas” y “Lázaro feliz” sobre el arraigo de las personas a la tierra. La película combina el costumbrismo y cierto folclore italiano, tiene como influencia el neorrealismo de grandes autores como Roberto Rossellini y un componente de realismo mágico con un toque poético. Toca temas como la antigua civilización etrusca, la dejadez de conservar el patrimonio del país, su expolio y el capitalismo que representa el personaje de Spartaco. El personaje de Arthur, un inglés que salió de la cárcel, hace referencia al mito de Orfeo en busca de su amada Eurídice. El espectador no acaba de saber muy bien si realmente tiene un don para encontrar objetos de valor o no. En general no es fácil describir esta propuesta, a medida que avanza no sabemos muy bien qué nos quiere contar, hay algún momento en que el espectador no sabe si lo que ocurre es un sueño del protagonista o no pero si uno conecta con la historia, logra ser bella en la aparente fealdad o ausencia de lujo. De la misma manera que en arqueología hay una búsqueda de algo, la directora parece explorar el lenguaje cinematográfico a través de formatos analógicos, con algún momento de aumento de velocidad en los movimientos y el uso de música variada.

Cabe destacar el reparto de actores encabezado por un estupendo Josh O’Connor hablando en italiano en un personaje del que no es fácil empatizar, bien acompañado de Carol Duarte, actriz brasileña (“La vida invisible de Eurídice Gusmao”) que es creíble como italiana, Vincenzo Nemolato (“Martin Eden”) como Pirro, uno de los tombaroli, una envejecida Isabella Rossellini como Flora, la madre de la amada de Arthur y Alba Rohrwacher (hermana de la directora) como Spartaco, así como el grupo de saqueadores de tumbas que hace un buen trabajo como actores no profesionales. Tengo que decir que esta no es una propuesta para todos los públicos pero puede resultar estimulante para los más cinéfilos y a los que nos como un servidor les agradó los anteriores largometrajes de Rohrwacher, una de las directoras más interesantes del cine europeo y de autor.

El film se presentó el año pasado en la sección oficial del festival de Cannes donde mereció ser premiado, ganó la Espiga de plata a mejor película en la Seminci de Valladolid, ganó el premio a mejor diseño de producción en los premios del cine europeo donde fue nominado a mejor actor O’Connor, fue elegido por el National Board of Review como uno de los mejores títulos extranjeros del año y obtuvo trece nominaciones a los premios David di Donatello incluyendo mejor película, director, actor, actrices secundarias para Rossellini y Rohrwacher, guion original, fotografía, montaje, sonido, producción, escenografía y vestuario aunque no obtuvo ninguno.

Valoración: 8’5

Lo mejor: propone un viaje misterioso, lírico e inestable.

Lo peor: quedarse simplemente con lo estrafalario de algunos personajes.

 


El final es arrebatado cuando el personaje de Arthur encuentra bajo tierra el hilo conductor que le lleva a su amada.



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