Después de debutar en el largometraje con "El cuerpo" por el que fue candidato al Goya a la mejor dirección novel, Oriol Paulo ha dirigido otro thriller, que es el primer estreno español potente en cuanto a su distribución de este 2017. La historia es la siguiente: Adrián Doria, un joven y exitoso empresario, despierta en la habitación de un hotel junto al cadáver de su amante. Acusado de asesinato, decide contratar los servicios de Virginia Goodman, la mejor preparadora de testigos del país. En el transcurso de una noche, asesora y cliente trabajan para encontrar una duda razonable que le libre de la cárcel. La aparición de un nuevo testigo de cargo amenaza con destrozar su plan. Con la anterior "El cuerpo", el director ya demostró su habilidad para el thriller realizado con nervio y giros de guion y su segunda película sigue este estilo pero va más allá porque es efectista, las piruetas de la trama son poco verosímiles, hay casualidades metidas con calzador y la revelación final es tosca. Es una lástima, porque cuenta con un atractivo reparto formado por Bárbara Lennie, Ana Wagener, Francesc Orella y David Selvas, aunque hay un Mario Casas con el habitual registro soso y José Coronado de nuevo en un thriller. El filme ha conseguido una nominación a los premios Gaudí al mejor montaje, puede ser que sea bien recibida por el público e interesar a los aficionados a este género, pero es un poco decepcionante y podría haber sido mejor.
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