jueves, 26 de enero de 2017

La luz entre los océanos * * *

Derek Cianfrance debutó muy bien en el largometraje con "Blue Valantine", a la que siguió la interesante "Cruce de caminos", ambas protagonizadas por Ryan Gosling. Su siguiente film adapta la novela de M. L. Stedman,que tiene lugar en Australia en 1926. Tom Sherbourne es un veterano aquejado de neurosis de guerra que se dedica a su nuevo trabajo como farero en la deshabitada isla de Janus Rock, rodeado solo por el mar y buscando consuelo en la soledad. Aunque desea vivir solo, un buen día conoce por casualidad a Isabel Graysmark, una vivaz joven de Partageuse, al otro lado del puerto, que ha perdido a dos hermanos en la guerra. A pesar de los obstáculos, nace el amor entre ellos y Tom e Isabel pronto deciden casarse. Apasionados y deseosos de empezar una nueva vida juntos, intentan formar una familia, pero el destino se interpone en sus planes. Un día. un bote encalla en una isla remota y a su encuentro acude el matrimonio. En el interior del bote yacen un hombre muerto y un bebé que llora con desesperación. Tom e Isabel adoptan al niño y deciden criarlo sin informar a las autoridades. Pero descubren que la madre biológica del bebé está viva. Este argumento es intenso y adecuado para el melodrama. El comienzo es prometedor pero la trama se enrevesa  y la realización es afectada y grandilocuente, buscando emocionar al espectador. El filme no profundiza en temas como la actitud de la pareja y el amor de padres a hijos, algo que ya estaba en la anterior "Cruce de caminos". La historia se convierte en un folletín más cercano a los libros de Nicholas Sparks que a melodramas de Hollywood como "La hija de Ryan" de David Lean. A su favor tiene una factura notable, un buen diseño de producción, la música de Alexandre Desplat y el reparto de actores. El romance real entre Michael Fassbender y Alicia Vikander nació en este filme en que interpretan bien a Tom e Isabel, y hay que sumar a Rachel Weisz como la madre biológica del bebé. La película no fue muy bien recibida en la Mostra de Venecia y quizás si hubiera sido realizada por otro director, podría haber tenido cabida en la temporada de premios. Puede gustar a los seguidores de los melodramas desaforados y desajustados.


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