Se ha estrenado en salas antes de llegar a Netflix el último largometraje dirigido por Edward Berger tras “Cónclave”. Lord Doyle se esconde en Macao, donde malgasta sus días y noches entre juegos de azar y alcohol, arriesgando el poco dinero que aún le queda. Asfixiado por unas deudas que se multiplican día a día, recibe una oferta inesperada de Dao Ming, una misteriosa empleada del casino dispuesta a jugar sus propias cartas. Pero Doyle no está solo en su huida. La detective privada Cynthia Blithe lo sigue de cerca y no duda en obligarle a encarar aquello de lo que pretende huir. Cuanto más intenta Doyle alcanzar la salvación, más se ciernen sobre él los confines de la realidad. Esta coproducción británica, que adapta la novela de Lawrence Osborne, es un estridente thriller psicológico que cuenta una hueca historia de redención que podría haber profundizado en el azar pero resulta decepcionante y suena una cargante banda sonora compuesta por Volker Bertelmann. Sin embargo, la película tiene una estética que quiere llamar la atención del espectador gracias a la fotografía de James Friend con tonos saturados. El film está protagonizado por un desatado Colin Farrell como Doyle, acompañado de Fala Chen (en la miniserie “Irma Vep”) como Dao Ming y Tilda Swinton como la detective Blithe. El film se presentó en la sección oficial del último festival de San Sebastián donde obtuvo críticas irregulares.

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