Después de su ópera prima “Háblame” Danny y Michael Philippou han coescrito y dirigido su segundo largometraje estrenado en cines. Andy, un muchacho de diecisiete años, y su hermanastra Pipper, una preadolescente con ceguera parcial y problemas para hacer amigas, vuelven a casa y se encuentran a su padre muerto. Al no ser mayor de edad, Andy no puede reclamar la tutela de Pipper, por lo que ambos acaban siendo acogidos por Laura, una mujer amable que perdió a su hija en un accidente y que convive con Ollie, un niño extraño que sufre de mutismo selectivo. Si todo va bien, los hermanos no estarán en esa casa más que tres meses, que son los que le quedan a Andy para cumplir los dieciocho. Sin embargo, desde el primer momento Laura deja clara su preferencia por Pipper y le advierte a Andy que no podrá hacerse con la custodia de su hermanastra si ella no le hace un informe favorable. Andy, con un pasado conflictivo, deberá comportarse de forma intachable, lo que no será nada fácil pues pronto descubrirá que tras la cara amable de Laura se esconde algo realmente turbio. Esta coproducción australiana es una notable cinta de terror que cuenta una historia escabrosa sobre la pérdida y el duelo. La película es brutal, excesiva, tiene una atmósfera aberrante y destacan las actuaciones de la actriz Sally Hawkins como la madre perturbadora y el niño Jonah Wren Phillips. El film es uno de los mejores títulos de terror de lo que va de año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario