Se ha estrenado a mediados de agosto en Netflix el segundo largomeytaje dirigido por Benjamin Caron tras su ópera prima “Embaucadores”. Lynette vive en una casa desvencijada con su madre Doreeny su hermano con síndrome de Down, Kenny. Está endeudada a más no poder y necesita 25 mil dólares para realizar el primer pago para adquirir la propiedad, de lo contrario, serán desalojados. Tendrá doce horas para conseguir el dinero. Arriesgándolo todo para asegurarse un futuro para ella y su hermano, Lynette emprende una peligrosa odisea, enfrentándose a su oscuro pasado. A partir de un libro de Willy Vlautin, esta coproducción británica es un aceptable thriller dramático con un trasfondo familiar en que toda la acción transcurre durante una noche y está estructurado en capítulos. La película cuenta una historia convincente e intenta provocar incomodidad y estrés al espectador, logrando ser angustiante por momentos. Sin embargo, el guion a veces se dispersa y no es muy creíble. El film está bien protagonizado por Vanessa Kirby que es una buena actriz y tiene un aura de estrella aunque quizás al principio cuesta creerla en este tipo de papel. Está acompañada por Jennifer Jason Leigh y Zack Gottsagen (“La familia que tú eliges”) como su madre y hermano en la ficción y el film cuenta con Stephan James (serie “Apariencias”).
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