En la cartelera española se estrenaron varios títulos que podemos señalar. Uno de ellos es el coescrito y dirigido por Kei Chikaura. El actor Takashi ha vivido distanciado de su padre Yohji, un profesor universitario jubilado, desde el complicado divorcio con su madre hace veinte años. Apenas mantienen el contacto, hasta que un día una llamada de la policía lleva a Takashi a visitar a Yohji, quien lucha contra la demencia en su casa en el sur de Japón. Al llegar, Takashi descubre que la segunda esposa de Yohji, Naomi, ha desaparecido. Al preguntarle dónde está, Yohji responde que se suicidó. Takashi debe averiguar si hay algo de verdad en las palabras de su padre. El largometraje japonés es un interesante drama familiar sobre las repercusiones de una familia fracturada y la devastación del Alzheimer tratado con sensibilidad, combina el presente y el pasado de manera un poco confusa y el ritmo es desigual, con un metraje que supera las dos horas. Lo mejor son las actuaciones de Mirai Moriyama y, sobre todo, Tatsuya Fuji que obtuvo la concha de plata a mejor interpretación protagonista en la sección oficial del festival de San Sebastián del año pasado.
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