Este es el tercer trabajo escrito y dirigido por Rhys Frake-Waterfield que se ha estrenado a mediados de octubre en Filmin. Sigue a Pooh y Piglet, que se han convertido en psicópatas después de que Christopher Robin los abandone. Esta propuesta británica de terror es un más bien mediocre slasher de bajo presupuesto que tiene una estética de serie B de los años ochenta que tiene alguna muerte lograda pero en general resulta desagradable y cae en los clichés de este tipo de género sin asustar ni hacer gracia al espectador y con personajes sin sustancia. El film estuvo el año pasado en la sección Midnigght x-treme del festival de Sitges y mereció cinco premios Razzie a peor película del año, dirección, guion, peor pareja en pantalla (Pooh y Piglet como asesinos) y peor precuela, remake o secuela.
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