Cae la nieve en la agonía
Tras los cortometrajes “La voz humana” y “Extraña forma de vida” en lengua inglesa, el guionista y cineasta Pedro Almodóvar ha realizado su primer largometraje rodado íntegramente en inglés, rodado entre Nueva York y Madrid. Ingrid y Martha fueron muy amigas en su juventud. Ambas trabajaban en la misma revista, pero Ingrid acabó convertida en novelista de autoficción y Martha en reportera de guerra. Las circunstancias de la vida las separaron y, después de muchos años sin tener contacto, vuelven a encontrarse en una situación extrema, pero extrañamente dulce. Así, esta es la historia de una madre muy imperfecta (como en su anterior largometraje “Madres paralelas”) y una hija rencorosa separadas por un gran malentendido. Entre ambas, Ingrid deposita el dolor y la amargura de las dos.
La película habla de la crueldad sin límites de las guerras, de los modos tan distintos en que las dos escritoras se acercan y escriben sobre la realidad, habla de la muerte, de la amistad y del placer sexual como los mejores aliados para luchar contra el horror. Y también habla del dulce despertar con los trinos de los pájaros, en una casa construida en plena reserva natural en New England, donde las dos amigas conviven durante unos días.
En la filmografía de Almodóvar, el tema de la muerte ha estado presente de manera variada en títulos capitales como “Todo sobre mi madre”, “Hable con ella”, “Volver” o “Dolor y gloria”. A partir de la novela de Sigrid Nuñez, esta es una cinta personal que podríamos llamar “a woman’s film” que se centra en el reencuentro de dos mujeres que tienen una concepción diferente de la muerte pero a medida que avanza el metraje se van acercando íntimamente, no sin cierto reparo a hablar de temas delicados hasta casi fundirse en una sola persona, ya que una le transfiere su visión a la otra. En este sentido, tiene referencias al film “Persona” de I. Bergman, así como hace referencia a “Dublineses”, el último de John Huston, así como al cine de Douglas Sirk o Todd Haynes (director quie trabajó con Julianne Moore). Esta es una propuesta austera, sobria y poética con cierto riesgo sobre enfrentarse a la muerte con dignidad en un país como Estados Unidos donde la eutanasia está prohibida y de la empatía humana de acompañar a una persona que lo necesita, sin ser lacrimógena, de manera contenida como viene haciendo el cineasta desde la reivindicable “Julieta”. Es una película muy dialogada en que como es habitual en el cine (del artificio) del director manchego, los personajes son burgueses que conversan sobre arte y cultura en general pero sus diálogos no resultan impostados o pedantes, sino que parecen naturales y los pocos escenarios fuera de los domicilios como el hospital o el gimnasio se muestran con naturalidad. La realización utiliza sobre todo primeros y medios planos de los personajes.
Esta nueva producción española de El Deseo cuenta con aspectos destacables como la siempre eficaz música compuesta de Alberto Iglesias, unos cuidados decorados en interiores y una bella fotografía a cargo esta vez de Eduard Grau (quizás el maestro José Luis Alcaine está mayor para rodar en Nueva York), sin resultar idílica la ciudad de los altos rascacielos como en el caso de Woody Allen. Cabe señalar que se puede dividir en dos partes: en la primera se introducen breves flashbacks que no me parecen innecesarios y que dan cierto aire al reencuentro duro de las dos mujeres, mientras que en la segunda se traslada a una casa en medio del bosque donde se crea más intimidad, profundidad y a mi modo de ver resulta más redonda que su anterior largometraje. Así como en “Madres paralelas” se apuntó la cuestión de las fosas comunes y la memoria histórica en España, tengo que decir que se ha criticado que el guionista introduzca en este caso elementos fuera del tema central como el cambio climático, los conflictos bélicos o la actividad productiva de ficcionar pero no considero que sea algo impostado, ya que en general vemos a una mujer enferma terminal en un mundo en cierta medida que también se ve que agoniza pero sin ser tenebroso y actitud positiva.
Mención aparte merecen los pilares en que se sustenta el proyecto, dos actrices diferentes como por un lado, Tilda Swinton, actriz británica andrógina y etérea como Martha, que pronto se adapta a su difícil situación, tiene las ideas claras y tiene una aparición fantasmal en un momento dado y, por el otro, Julianne Moore, actriz estadounidense más cálida, terrenal incluso, que al principio intenta aceptar la muerte y tiene una interesante evolución hasta el final; ambas se compenetran muy bien bajo la batuta de Almodóvar. Además, el reparto cuenta con las intervenciones de John Turturro como un ex amante de las dos, Alessandro Nivola, Juan Diego Botto, Raúl Arévalo y Victoria Luengo.
De una forma parecida a “Madres paralelas”, ha pasado pocos meses entre el rodaje y la presentación de “The room next door” en la pasada Mostra de Venecia donde logró el León de oro fruto del consenso y no de la unanimidad del jurado presidido por Isabelle Huppert. El film se pudo ver en el festival de San Sebastián donde su director recibió el premio Donostia a toda su trayectoria y en el festival de Nueva York. También, es un firme aspirante a estar presente en la temporada de premios nacional e internacional en varios apartados como mejor película (sería la primera española en conseguir la nominación al Oscar en esta categoría), guion adaptado y actriz principal para Tilda Swinton.
Valoración: 8’5
Lo mejor: las interpretaciones de Swinton y Moore, la dirección contenida y elegante y la música.
Lo peor: quizás cierto pudor en cómo se cuenta la historia y que la propuesta genere división de opiniones en sentido negativo.
Me ha hecho cierta gracia ver el fugaz reencuentro entre dos antiguos amantes de Juan Diego Botto y Raúl Arévalo en uno de los flashbacks del personaje de Martha. Sobre otro, leí que la cantante Dua Lipa fue considerada para el papel de la pareja del padre de la hija de Martha pero es mejor la carga dramática que le da la actriz Victoria Luengo.
Me parecen instantes de puro cine cuando de buena mañana varias veces Ingrid sube por las escaleras a ver si la puerta roja del dormitorio de Martha sigue abierta, señal de que hay un nuevo día de vida para ella.
Por último, acerca del epílogo, me sorprendió un poco que la misma Tilda Swinton encarnara a la hija de Martha (en un doble papel) y quizás Anya Taylor-Joy hubiera sido una buena opción. Sin embargo, creo que así es bonito que en el final la muerte de Martha llega a acercar a esta con a su hija gracias a Ingrid.
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