Lynne Ramsay, cuyo anterior título fue “En realidad, nuca estuviste aquí” ha coescrito y dirigido este largometraje estadounidense a partir del libro de Ariana Harwicz. Una pareja joven y enamorada, cargada de ilusiones (Grace y Jackson), se muda de Nueva York a una casa heredada en el campo. Grace intenta encontrar su identidad con un nuevo bebé en ese entorno aislado. Pero al redescubrirse a sí misma tras un periodo de desmoronamiento, no lo hace en la debilidad, sino en la imaginación, en la fortaleza y en una impresionante e indómita vitalidad. Este es un visceral drama psicológico con toques de thriller que se centra en una mujer que sufre insatisfacción sexual y una depresión después de dar a luz a un bebé. Sin embargo, la directora no va más allá de ese personaje, hay algunas escenas histéricas, la propuesta puede resultar cargante y parece al servicio de la protagonista. Así, lo que más llama la atención es la entregada interpretación de Jennifer Lawrence, coproductora de la cinta, acompañada de Robert Pattinson como su pareja en la ficción, Lakeith Stanfield y los veteranos Sissy Spacek y Nick Nolte que en sus apariciones intentan dar cierta tranquilidad a una propuesta que tiene un montaje atropellado. El filme se presentó en la sección oficial del pasado festival de Cannes, fue nominado al premio Gotham a mejor interpretación protagonista y obtuvo ocho nominaciones a los premios BIFA (solo se entiende como coproducción británica) incluyendo mejor película independiente británica, interpretación principal, fotografía, sonido, efectos, diseño de producción y maquillaje y peluquería. Así pues, “Die my love” puede suponer el regreso de J. Lawrence a la primera línea de la temporada de premios.
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