Después
de "La chispa de la vida", Álex de la Iglesia se acerca al
tipo de cine característico que le hizo triunfar con films como "El
día de la bestia" o "La comunidad". Como es propio
del director, la película empieza con unos impresionantes títulos
de crédito y tiene una primera hora que logra mantenerte en tensión:
desde el robo en la Puerta del Sol hasta la llegada al pueblo de
Navarra, incluyendo la divertida cena. Sin embargo, algunos fallos en
el guión hacen que el talón de Aquiles del tándem formado por el
director y el coguionista Jorge Guerricaechevarría sea la
credibilidad, ya que, por ejemplo, en el abrumador aquelarre se
invoca a un monstruo gigante que no se sabe de dónde ha salido y las
intervenciones antes de los títulos finales apuntan a una segunda
entrega pero resultan discutidas. De la mano de este estreno, el
director demuestra que es el único en el cine español capaz de
hacer productos de acción y efectos especiales competentes casi a la
altura del cine americano. El problema es que parece que el
realizador sea tan ambicioso sólo para demostrar que puede hacer
este tipo de films desmesurados. Los seguidores de su filmografía ya
sabemos que su cine contiene espectacularidad pero mejor si va unida
a un planteamiento más realista como en el principio del metraje.
Eso sí, la película tiene buenos diálogos de comedia negra, es muy
entretenida y cuenta con un atractivo reparto de actores: Hugo Silva
y Mario Casas forman un buen dúo, Carmen Maura y Terele Pávez
demuestran su enérgica veteranía, Macarena Gómez por fin tiene un
papel más relevante en el cine y Jaime Ordóñez es la revelación
del film. Además, las intervenciones de María Barranco, Santiago
Segura y Carlos Areces son simpáticas. En definitiva, vale la pena
ver esta propuesta en el cine, una de las más características del
sello de su director, aunque no sea de las mejores.
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