El poco prolífico director Spike Jonze deja
a un lado sus películas más experimentales ("Cómo ser John
Malkovich") para realizar una singular pero algo más
convencional película sobre una historia de amor que resulta creíble
entre un humano y un sistema operativo cuya voz parece que sea como
hablar con una persona aunque no esté físicamente. En un entorno
tecnológico de un futuro cercano, el film habla de cuestiones
profundas como la soledad o la necesidad de conectar con alguien.
Está protagonizado por un inmenso Joaquin Phoenix en uno de sus
mejores papeles, muy bien acompañado por una poco maquillada Amy
Adams cuya interpretación prefiero a la más impostada en "La
gran estafa americana". Pero mención aparte merece la labor de
Scarlett Johansson (en un principio su personaje fue para la actriz
Samantha Morton) que proyecta solamente en la voz la otra mitad en la
historia entre el protagonista y ella. Justamente ganadora del Oscar
al mejor guión original, ésta es una de mis preferidas de las
nominadas a mejor película, triste y emotiva, que te hace pensar en
lo que puede ocurrir próximanente.
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