En esta ocasión, merece tratarse una obra de teatro catalana que se estrenó por primera vez en el
teatro Romea de Barcelona en septiembre del año pasado. Bien
dirigida por el actor Pau Durà (al que hemos visto como el esposo de
Nora Navas en "Tots volem el millor per a ella"), es una
comedia algo amarga sobre las relaciones familiares, el estancamiento
de sus miembros, que capta momentos creíbles de la cotidianidad en
el ámbito cerrado entre padres e hijos. La hora y media de función
transcurre rápida, es entretenida, tiene instantes de risas
inesperadas (y eso que no soy de reír con facilidad) y el decorado
del bar es eficaz. Pero por encima de todo esto, destaca la labor de
los intérpretes, que ya de por sí son de probada solvencia, pero
que están bien dirigidos por el también actor Durà, algo que es
beneficioso. Así, Maife Gil (popular por la serie "El cor de la
ciutat") convence como la madre quejica y dominante, Francesc
Orella como el hijo cuya esposa ausente le descoloca y Ramon Madaula
(reciente ganador de un Gaudí por "La por"), el hermano
aparentemente triunfador. No tan veteranos pero buenos actores
también, la mujer insatisfecha de Madaula está interpretada con
cierta ingenuidad por Sílvia Bel (seguramente la actriz inicial de
este papel Ágata Roca, lo hubiera hecho igual de bien), la menos
conocida Cristina Genebat es la hermana poco femenina y el camarero
enmedio del lío familiar lo interpreta Jacob Torres. Vale la pena
ver esta representación, no muy trascendental, pero agradable de
disfrutar.
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