Las
películas de Wes Anderson tienen la particularidad de ser luminosas
tratando temas profundos como el amor o la familia, y de contar en
tono de comedia con personajes excéntricos y peculiares
interpretados por grandes actores. Su último film, que obtuvo el
Gran Premio del Jurado en la pasada Berlinale, no es una excepción,
al contrario. Escrita por el propio realizador, la historia es
compleja y ambiciosa aunque no lo parezca en su realización ligera:
cuenta la amistad y las aventuras que viven un veterano conserje y un joven trabajador de
un lujoso hotel, donde se ha cometido el robo del un valioso cuadro y
hay una disputa familiar por una fortuna, todo esto ambientado en el
periodo de entre guerras del siglo XX. Esta es una inteligente y
maravillosa comedia, de personajes con ternura, interpretados por un
elenco extraordinario, en que destacan Ralph Fiennes, Saoirse Ronan,
una muy maquillada y anciana Tilda Swinton, Willem Dafoe, Jude Law,
Léa Seydoux, Mathieu Amalric y hasta Harvey Keitel, junto a
veteranos del director como Adrien Brody, Bill Murray o Edward
Norton. Visualmente fascinante, como es propio de Anderson en que
cada plano está detallado, esta es una de las mejores propuestas de
estas semanas, una joya que vale la pena disfrutar.
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