jueves, 21 de mayo de 2015

Una nueva amiga * * *


François Ozon es uno de los directores franceses más conocidos y prolíficos de los últimos años con films interesantes como "Bajo la arena", "La piscina" o "El tiempo que queda". Después de demostrar que podría hacer películas más complejas como "En la casa" con la que ganó la Concha de Oro en el festival de San Sebastián y de hablar de la prostitución en la más que aceptable "Joven y bonita", se estrena ahora en España su último film, presentado en la sección oficial del pasado certamen español. 
El arranque ya es sugestivo, pues vemos unos títulos de crédito mientras maquillan y visten con traje de novia a una fallecida. El comienzo es un gran ejemplo de economía narrativa que nos pone en antecedentes: dos niñas se conocen en la escuela, enseguida se hacen amigas y años más tarde cada una se casa con un hombre. Una de ellas, Laura, tiene un bebé ya enferma y muere, dejando a la bebé bajo el cuidado de su esposo y su mejor amiga Claire. Días después, ésta visita al viudo y descubre que se disfraza de mujer para atender a su hija. A partir de ahí, el espectador puede pensar que todo lo que venga después se hará más pesado pues ya el director nos ha contado mucho en poco tiempo, pero ocurren muchas cosas. La premisa del cambio de identidad como duelo ante una pérdida puede recordar a algunos a unnotable film español de Achero Mañas "Todo lo que tú quieras", protagonizado por Juan Diego Botto y que en su momento pasó desapercibido. El cine de Ozon puede recordar un poco al de Almodóvar pero es fiel a sus constantes y en "Una nueva amiga" no hay una excepción. Pero sorprende, va más allá en su mezcla de melodrama familiar y comedia de cambio de identidad sexual, con toques de hitchcock en la necrofilia y con planos referenciales del personaje de Claire subiendo unas escaleras. Al principio, la aparición de Virginia como parte femenina de David, puede causar estupor o rechazo en el espectador, como le ocurre a Claire. Sin embargo, descubriremos que la relación que se establece entre ella y Virginia es necesaria y que hace realidad lo que Laura y Claire no pudieron tener. En este sentido, Romain Duris y Anaïs Demoustier hacen unas notables interpretaciones: el actor mostrando una parte femenina y la actriz transmitiendo sentimientos sin facciones exageradas. Cabe apuntar que a diferencia de lo que podría ocurrir, el personaje de Virginia sufre menos que el de Claire, pues sintiéndose mujer, la primera es más feliz y desinhibida mientras que la segunda debe asumir lo que siente de verdad y es un poco neurótica, de ahí los sueños lésbicos e imaginaciones sobre la sexualidad reprimida. Hay que añadir que el bondadoso personaje del esposo de Claire, Gilles (Raphaël Personnaz) parece un poco a merced de lo que ocurre entre los protagonistas y tras cuidar de la hija de David, su papel en el desenlace esperanzador de la historia no está muy claro, queda a elección del espectador. 
El resultado del film es irregular, no estamos ante una obra redonda y la mejor de Ozon, pero es muy entretenida, visualmente es muy atractivo y no sabes cómo acabará cada escena y, por ejemplo, en un momento del metraje, cuando puedes pensar que Claire y Gilles cuidaran de la hija de David, hay un cambio de tercio. En definitiva, el director es valiente en tratar temas como la diferencia, el deseo o la sexualidad e intenta equilibrar sin conseguirlo del todo el drama y el humor, pero mantiene su posición hasta el final cuando no es fácil hablar de estos temas con cierto desenfado.
Valoración: 7 
Lo mejor: los temas que pone sobre la mesa y las actuaciones de la pareja protagonista.           Lo peor: que haya espectadores que sólo se queden en lo superfluo sobre Virginia.


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