Con
un título muy escueto y contundente, la primera película chilema en
estar nominada al Oscar explica cómo un ejecutivo publicista diseña
una campaña en contra del plebiscito del año 1988 para acabar con
la dictadura de Pinochet. De esta manera, trata uno de los periodos
más difíciles de la historia de su país. Pablo Larraín dirige con
maestría este drama con toques de humor en el que encaja muy bien la
forma de la película con una estética descuidada pero en sintonía
con las imágenes de archivo de la época y el fondo, trabajado con
rigor y con el acertado mensaje de nostalgia por un optimista tiempo
en el que se deseaba que el futuro fuera mejor, pero desde el
presente actual lo será. Además, está excelentemente protagonizada
por el actor mexicano Gael García Bernal como un argentino que fue
exiliado a México. Los espectadores reticentes a este tipo de
películas por pensar que son políticas se encontrarán con una
propuesta ingeniosa y absorvente, una de las mejores de la temporada
procedente de Sudamérica.
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