Ya desde el festival
de Cannes del pasado año destacó la última obra de los hermanos
Coen, donde ganó el Gran premio del Jurado. Trata la historia de un
joven músico neoyorquino de los años sesenta que intenta con
dificultad ganarse la vida en su oficio. Gracias al tándem de sus
directores de obras maestras como "Fargo" o "No es
país para viejos", se convierte en una comedia amarga, bella y a la
vez dura, melancólica y triste sobre el camino de un hombre
fracasado. Este es uno de esos films que reúnen muchos aspectos de
manera excelente: una realización con aplomo y solvencia, un guión
interesante, una fotografía conseguida, buenas canciones y, mención
aparte, unos intérpretes de altura. Por fin Oscar Isaac (visto por
ejemplo en "Ágora" de Amenábar") tiene un papel donde
puede demostrar lo buen actor que puede ser, muy bien acompañado por
John Goodman, F. Murray Abraham, y su gato. En suma, estamos ante una de las
pocas cintas de los Coen más emotivas, una inmejorable manera de
empezar el 2014 con este estreno, firme candidata a los Oscar, aunque
el año de sus directores ya pasó y este parece que no será el
suyo.
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