Presentada en el último
festival de Cannes, se estrena en nuestro país la última película
de Roman Polanski. Se trata de una adaptación de una obra de teatro
de David Ives, como lo fue su anterior película "Un dios
salvaje", donde está el tema de la clastrofobia recurrente en
la filmografía del director. Pero a diferencia de la adaptación del
texto de Yasmina Reza, en este estreno no se nota el aspecto teatral.
Este es un divertido experimento entre dos únicos personajes: un
director y una actriz aspirante a un papel, interpretados de lleno
por el versátil Mathieu Amalric y la esposa del cineasta Emmanuele
Seigner. El film juega con los papeles de los personajes y es también
un acto de amor de Polanski hacia su mujer. Aportando sentido del
humor, ésta no es sólo una de las mejores películas de la semana,
sino también una de las más logradas de su director.
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