Tras varios trabajos holandeses Isabel Lamberti ha coescrito y dirigido su primer largometraje. La familia Gabarre-Mendoza celebra el cumpleaños de su nieto cuando una inspección policial interrumpe el festejo. En la Cañada Real, un barrio de chabolas a las afueras de Madrid, surgen tensiones entre las autoridades y los vecinos, ya que los terrenos han sido vendidos y las familias son obligadas a abandonar las casas que ellos mismos han construido. Mientras, la madre, Agustina, pasa de ser una mujer muy alegre a vivir atormentada por el miedo; el padre, David, un chatarrero muy trabajador, intenta encontrar una solución pero la burocracia del sistema les falla. Entretanto, los miembros más jóvenes de la familia -David hijo, la nuera y madre adolescente María y el joven Alejandro- luchan a su manera con sus vidas en la cuerda floja. Esta coproducción española es una película que combina el documental y la ficción de manera honesta, logra ser veraz y honesta, y tiene una puesta en escena simple. La directora nos presenta a unos actores no profesionales días antes de que derrumben su casa en la Cañada real, lugar que ha sido noticia recientemente en los medios de comunicación, y aunque no profundiza mucho en la situación real que se vive allí, la cinta no es aleccionadora. El film ganó el premio Nuevos realizadores en el festival de San Sebastián del año pasado.
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