Después de la estimable
"Siete mesas de billar francés", la notable directora
española Gracia Querejeta estrena un drama en la línea de su
filmografía, es decir, una historia familiar sobre las relaciones
entre generaciones diferentes. Curiosamente con un sorprendente chico
como protagonista, Arón Piper, como en "Hijo de Caín", en
este caso no es un ser tan oscuro, sino que no sabe canalizar bien
las emociones en su adolescencia. El contraste entre el joven y su
abuelo ex militar es interesante, la realizadora sabe inquietar y
explicar la trama, y tiene un desenlace atípico en su directora. Sin embargo, al final la sensación que te deja es que
no te ha llegado a emocionar como hubieras esperado. Y eso que los
personajes están bien construidos y aún mejor interpretados por el
elenco de actores: al ya citado Arón Piper, hay que sumar Maribel
Verdú, resplandeciente y aportando verdad en su espléndida madurez,
el retorno de Fernando Valverde en uno de sus mejores papeles, bien
acompañados por Belén López y Susi Sánchez. Triunfadora en el
pasado festival de Málaga, esta es una buena propuesta de nuestro
cine, aunque no tan redonda como otros films de su directora como
"Héctor". Tristemente, el azar ha querido que el fin de
semana de su estreno haya fallecido Elías Querejeta, el mejor
productor que ha tenido el cine español.
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