Después de presentarse el pasado año
en festivales tan importantes como los de Cannes, Sitges o Gijón,
por fin se estrena en nuestro país esta extraña y fascinante obra.
El israelí Ari Folman vuelve a utilizar la animación para tratar el
tema visionario de la utilización de los actores en maquinaria de
los estudios como marionetas virtuales cuando llegan a una edad. Es
lo que le ocurre al personaje de la excelente actriz (y poco valorada
a excepción de últimamente en la serie "House of cards")
Robin Wright. Después de una primera mitad con imagen real, en la
segunda entramos en un mundo animado (y barroco) que ya pudimos
apreciar en la excelente "Vals con Bashir", que fue
finalista al Oscar. A pesar de su incoherencia en la trama, no hay
duda de que es una obra sorprendente, creativa, que estaría dentro
de la ciencia-ficción y de la sátira pero que es muchas cosas en
una. Por estos motivos, es una de las más atractivas de estas
semanas. Premiada como mejor film de animación en los pasados
premios del cine europeo, aunque este semana tengamos propuestas
diferentes y algo inusuales, solamente "El congreso" es
insólita.
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