Jaime Rosales volvió a
presentar en el prestigioso festival de Cannes una de sus películas,
en esta ocasión, "Hermosa juventud", una propuesta no tan
radical formalmente como fueron "La soledad" o "Tiro
en la cabeza", pero igualmente con su sello de autor, sin juzgar
a los personajes. Rosales sale victorioso de su intento de hacer una
película más accesible al gran público, movido por la urgencia de
los años difíciles que está viviendo nuestro país. Así, realiza
un honesto retrato de una pareja de jóvenes ilusionados, que tienen
un hijo sin buscarlo, que luchan por tener un trabajo y salir
adelante. En este sentido la labor de los intérpretes es destacable:
Carlos Rodríguez y sobre todo Ingrid García-Johnsson (sería justo
que fuese nominada a premios) imprimen naturalidad y credibilidad a
sus personajes, que podrían ser el reflejo de cualquier ciudadano de
a pie en apuros económicos. El título del film no es irónico, a
pesar del planteamiento difícil de la situación y del arduo camino,
hay esperanza en esta etapa de la vida. Además, en cuanto al plano
narrativo, se ve con interés, quizás más convencional, pero con un
uso contemporáneo acertado de fotografías para hablar de los
protagonistas. En definitiva, estamos ante una de las mejores
propuestas de su director, que esperemos tenga más resonancia
después de su anterior "Sueño y silencio". Por encima de
la personal y estimulante "Todos están muertos" que
también se ha estrenado, sería el mejor estreno español de esta
semana.
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