En una semana de muchos
títulos con aspectos atractivos no hay que dejar de destacar este
apreciable documental portugués (sin duda, de lo mejor del último
cine del país vecino). Dirigido por Joaquim Pinto, explica su propia
historia personal como paciente de SIDA y de hepatitis C y su lucha
desde hace veinte años. El film abarca un año de estudios con
drogas y toxinas. Es de admirar que desde la humildad y el rigor,
Pinto realiza una obra que habla de grandes temas de la vida, cuenta
con fragmentos de archivo y de su vida actual. Premio especial del
jurado del festival de Locarno de 2013, este es un sincero y sentido
retrato de una vida humana cuyo largo metraje no debe echar para
atrás al espectador.
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