Uno de los estrenos estadounidenses de la
semana es la ópera prima de Henry Hobson, a la que ya pusimos el
punto de mira en el pasado festival de cine fantástico de Sitges. La
historia está ambientada en un mundo devastado y trata de una
adolescente que vive en un pueblo y es infectada por un zombi.
Tardará seis meses en convertirse en una especie de muerta viviente
pero su padre no quiere que así sea. Más que una película
propiamente de terror, estaríamos ante un drama indie con tintes de
miedo y cierta melancolía que cuesta que arranque pero es
interesante. El director se centra más en el drama familiar ante una
enfermedad (en este caso la zombi) y los sustos y la sangre no
abundan, por lo que aquellos que esperen un film muy gore no lo van a
encontrar aquí. El gran reclamo de la propuesta está en el actor
Arnold Schwarzenegger, que no está mal en un giro a su trayectoria.
Se trata de uno de esos actores más bien limitados pero que supo ir
adelante no solamente en cintas de acción sino también en comedias.
Está bien acompañado como su crecida hija en la ficción Abigail
Breslin.
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