Otro film europeo que ha llegado a salas españolas es del país vecino, Portugal, cuya filmografía no es muy conocida y este estreno es una buena noticia. Una noche, un grupo de trabajadores se da cuenta de que la administración está robando maquinaria y materiales de su propia fábrica. Cuando se preparan para organizar el equipo y la producción, se les obliga a no hacer nada, como represalia, mientras las negociaciones para su despido están en marcha. La presión desencadena una revuelta entre los trabajadores, lo que afectará a todo lo que les rodea. Dirigido por Pedro Pinho, este es un drama social y político libre, creativo y radical, que muestra coherencia en su forma y en su fondo, rodado con estilo naturalista casi documental y en 16 mm. Aunque su metraje llega casi a las dos horas y eso hace comprensible que haya algún pasaje repetitivo o desajustes, esta esta es una obra inventiva, impredecible conforme avanza, que coquetea con el género musical. El film obtuvo el premio FIPRESCI en la Quincena de realizadores del festival de Cannes del año pasado, el premio Fénix a mejor montaje (nominada a mejor película) y el Giraldillo de oro en el festival de Sevilla. Además, ganó en los premios Sophia del cine portugués los premios a mejor guion adaptado y montaje y fue nominada a mejor película, director y actriz (Carla Galvao), aunque la ganadora en estos premios fue "Sao Jorge", "La fábrica de nada" es uno de los títulos más relevantes del último cine portugués.
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