Otra película francesa más interesante que se ha estrenado en salas es la ópera prima de Marine Francen, que ganó el premio en la sección Nuevos directores del festival de San Sebastián del año pasado. Violette está en edad de casarse cuando en 1852 su pueblo es brutalmente privado de todos sus hombres tras la represión ordenada por Napoleón III. Las mujeres pasan meses en aislamiento total. Desesperadas por ver a sus hombres de nuevo, hacen un juramento: si un hombre viene, será para todas. La vida debe continuar en el vientre de todas y cada una de ellas. Así, tras dos años de aislamiento, las mujeres hacen un pacto: el primer hombre que llegue será el marido común de todas. Este es un notable drama de época singular: por su envoltorio podría parecer academicista pero por la historia (co-escrita por Francen) no lo es, aunque quizás le falta algo de fuerza. Es una película de belleza pictórica, a lo que contribuye la fotografía de Alain Duplantier, rodado en formato cuadrado, está muy bien ambientada en el siglo XIX e interpretada sobre todo por las actrices, con Geraldine Pailhas a la cabeza (vista en "Joven y bonita"). Además, es una propuesta que habla de la condición femenina, aspecto que puede estar implícito en la actualidad. Así pues, este es un muy estimable debut y de los títulos franceses más apetecibles para ver en la cartelera.
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