El actor Viggo Mortensen ha debutado con buen pie en la dirección con este largometraje que ha escrito y se ha encargado también de la música. John Petersen vive con su novio Eric y la hija adoptiva de ambos en el sur de California. Su padre Willis, un granjero tradicional y conservador de ochenta años, decide viajar a Los Ángeles y quedarse en casa de John mientras busca el lugar idóneo para jubilarse. Una vez todo juntos, dos mundos muy diferentes colisionan. Willis muestra señas de estar perdiendo la cordura, y su peculiar forma de ser, tan divertida como dañina para algunos miembros de la familia, saca a relucir heridas del pasado y de años de desconfianza entre sus allegados. Esta coproducción canadiense es un emotivo drama familiar que propone un viaje de la infancia a la vejez y toca temas como la vejez, el machismo y la homofobia. Estructurada en flashbacks del pasado en la primera parte para luego centrarse en el presente en la segunda, la película está bien interpretada por un destacado Lance Henriksen (“Stung”) como Willis, Mortensen como John, Terry Chen como Eric y Laura Linney como la hermana de John. El film, que no llega a ser excelente, clausuró el pasado festival de Sundance, se pudo ver en el festival de Toronto y en el reciente festival de San Sebastián.
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