Después de la interesante “Y de repente tú” y la miniserie documental “Los diarios zen de Garry Shandling”, Judd Apatow ha coescrito y dirigido este proyecto, una comedia dramática semiautobiográfica sobre los años que pasó Pete Davidson en Staten Island, incluyendo la muerte de su padre el 11-S y su introducción en el mundo de la comedia. Scott sufre un bloqueo mental y de desarrollo personal desde que su padre, que era bombero, murió cuando él tenía siete años. A medio camino entre los veinte y treinta años no ha conseguido nada en la vida, pero tiene en mente un improbable sueño: convertirse en un tatuador de renombre. Mientras su hermana pequeña está a punto de irse a la universidad, Scott sigue viviendo con su agotada madre, una enfermera de Urgencias, y malgasta el tiempo fumando porros, quedando con sus colegas -Oscar, Igor y Richie- y viéndose en secreto con su amiga de la infancia, Kelsey. Pero cuando su madre empieza a salir con un bombero bocazas llamado Ray, se desencadena una serie de acontecimientos que obligarán a Scott a enfrentarse a su dolor y a dar sus primeros pasos hacia una vida de verdad. Esta es una película estadounidense sobre el proceso a la madurez que resulta satisfactoria, se centra en las relaciones humanas y en los personajes, bien interpretados por Pete Davidson (“The dirt”), Marisa Tomei, Steve Buscemi, Bel Powley y Pamela Adlon. Aunque el metraje es un poco largo y el film se dispersa, puede gustar a los seguidores del cine de Apatow.
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