Tras “Barb y Star van a Vista del
mar” Josh Greenbaum ha dirigido este título estadounidense que se ha estrenado
en cines comerciales. Reggie, un border terrier ingenuo y optimista hasta la
médula, acaba abandonado en las despiadadas calles de la ciudad por su dueño,
Doug, aunque totalmente convencido de que todo ha sido un malentendido y que su
adorado compañero de vida nunca se desentendería así de él. Pero cuando se topa
con un locuaz y malhablado boston terrier llamado Bug, un perro vagabundo que
adora su libertad y que cree que lo de tener dueño es de perdedores, Reggie por
fin se da cuenta de que vivía inmerso en una relación tóxica y empieza a ver a
Doug como lo que de verdad es: un tiparraco despreciable y desalmado. Decidido
a vengarse, Reggie, Bug y los colegas de este -Maggie, una espabilada pastora
australiana que se ha visto relegada por el nuevo cachorrito de su ama; y
Hunter, un angustiado gran danés que vive estresado por su trabajo como animal
de terapia emocional- se embarcan en una épica aventura para ayudar a Reggie a
encontrar el camino de vuelta a casa... y hacer que Doug pague por sus actos. Estamos
ante una comedia de aventuras gamberra dirigida al público más bien adolescente
o adulto que tiene un humor soez y situaciones escatológicas. La película
intenta ponerse en la piel de los perros que hablan y puede recordar al cine de
los hermanos Farrelly al ser un poco tosca. El film cuenta con las voces
originales de Will Ferrell como Reggie y Jamie Foxx como Bug, así como Isla
Fisher, la voz de Sofia Vergara, el cameo de Denis Quaid y una escena con Will
Forte. Así pues, esta es una propuesta divertida y un poco diferente en estos
tiempos en que parece que todo puede ofender al público y puede gustar incluso
a los que no tengan un animal en casa.
