La búsqueda de un rockero aragonés
Tras cortometrajes como “Un minutito” y “Gastos incluidos” (que pude ver en la muestra de Bujaraloz) el guionista y director Javier Macipe tardó once años en poder realizar su primer largometraje. En la vibrante década de los 90, Mauricio, un renombrado rockero español, emprende un viaje por Latinoamérica en un intento desesperado de reavivar la llama de su pasión musical y dejar atrás su adicción a las drogas. En su periplo, se cruza con Don Carlos, un veterano músico en horas bajas que acoge con generosidad al extraño visitante haciendo las veces de maestro Miyagi musical. De su inesperado encuentro surge una extraña alianza musical que, aunque promete ser un completo fracaso en términos comerciales, marcará el inicio de una travesía quijotesca e inolvidable.
Esta coproducción hispano-argentina es un más que estimable drama que evita los tópicos del biopic musical sobre un músico zaragozano. Es curioso que en cuestión de meses también llegó a los cines el largometraje español “Segundo premio” de Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez que tiene cierto parecido con el que nos ocupa: ambos tienen lugar en la década de los noventa, no son los típicos biopics musicales y tienen una vocación realista. Sin embargo, son películas diferentes: mientras que “La estrella azul” viaja a Argentina, apela al sentimiento, llega a emocionar al espectador y sobre todo en la parte final juega como cine dentro del cine, “Segundo premio” reestructura la grabación de un álbum del grupo, hace un viaje a Nueva York y es un ejercicio creíble pero no muy emotivo. La ópera prima de Macipe está divida en tres partes que tienen lugar en Zaragoza, el bonito e inspirador viaje a Santiago del Estero (Argentina) que quizás es la más interesante y la vuelta a su ciudad natal. La película es una emotiva fábula sobre la creación artística, la amistad quijotesca y la cuestión de anteponer el bienestar personal al posible éxito económico que cuenta bien el aprendizaje musical, se mueve entre la realidad, lo onírico y la ficción y tiene toques de humor y de melancolía. Tengo que decir que previamente del visionado, no sabía nada sobre la figura de Mauricio Aznar y el estilo de música rock no es el que acostumbro a escuchar habitualmente pero eso no es impedimento en absoluto para disfrutar de una propuesta que mientras la veía me dejaba una sonrisa.
La cinta está muy bien protagonizada por el actor Pepe Lorente (que aprendió a tocar bien la guitarra), actor visto en el cortometraje “Las reglas del subjuntivo” y el largometraje “La maternal” pero que realmente gracias a “La estrella azul” se pone en el mapa del cine español. El reparto está formado por actores no profesionales como Cuti Carabajal y Mariela Carabajal y cuenta con intérpretes profesionales como Bruna Cusí, Marc Rodríguez y Catalina Sopelana.
Es curioso que el film ganó el premio de la Juventud y el de Cooperación española en el festival de San Sebastián de 2023 y estuvo en el certamen de Sevilla pero aplazó su estreno a febrero de 2024, ha tenido buen boca-oreja del público en salas y está bastante presente en la temporada de premios nacional: obtuvo tres nominaciones Forqué a mejor película, interpretación masculina y el premio Cine y Educación en valores, cuatro nominaciones a los premios Feroz a mejor película dramática, actor, guion y cartel y obtuvo ocho nominaciones a los Goya a mejor película, actriz revelación y actor revelación para Mariela y Cuti Carabajal, guion original, montaje y sonido y es favorito a mejor dirección novel y actor revelación para P. Lorente. Así pues, estamos ante una grata sorpresa de lo más interesante del último cine español.
Valoración: 8
Lo mejor: la entregada actuación de Pepe Lorente y la pureza que transmite la película.
Lo peor: que cause rechazo verla simplemente porque el estilo musical no pueda ser del agrado del espectador.
Me sorprendió en la parte final el juego de cine dentro del cine y el aviso del propio actor protagonista de que después de tres escenas más su personaje moriría. Sin embargo, el hecho más grave que queda en fuera de campo no hace que la historia se convierta en una tragedia familiar (ya que antes había muerto el hermano de Mauricio), ya que el director consigue que al final recordemos de manera entrañable al músico con la reunión en su recuerdo del equipo de la producción con las personas que conoció en Argentina.
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