Tras títulos estimables como “Nada personal” y “Nude Area” la guionista y directora Urszula Antoniak ha realizado este largometraje. Michael y Franz, su jefe y mejor amigo, se sienten como en casa en los restaurantes, bares y clubes de moda de Berlín. Aparentemente no hay diferencias entre ellos, pero Michael, que emigró de Polonia tras la muerte de su madre hace unos cuantos años, todavía presta especial atención a su acento. Michael queda conmocionado cuando un polaco desastrado y bohemio se presenta en su puerta asegurando ser su padre. Padre e hijo, dos perfectos extraños, comparten un fin de semana que va de la empatía al rechazo y la desconfianza. Una dolorosa crisis se hace inevitable conforme Michael se va reencontrando con sus raíces. Se trata de una coproducción holandesa y polaca, un extraño drama sobre temas como la migración, la integración, la identidad. La película está rodada con elegancia, en un blanco y negro bello y preciso aunque cuenta con simbolismos que pueden ser reacios para algunos espectadores y tiene una carga de afectación que puede costar de digerir. Además, está protagonizada por un destacado Jakub Gierszal (“Spoor (El rastro”). Así pues esta es una propuesta muy de cine de autor que requiere la paciencia del espectador para que pueda ser interesante. Con el título original “Beyond words”, el film de 2017 se presentó en la sección oficial del festival de San Sebastián y en el de Toronto.
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