Viaje por el desierto
Después de “Lo que arde” el coguionista y cineasta Oliver Laxe ha dado un paso más adelante en su trayectoria con este título que se estrenó a inicios de junio en cines. Un hombre y su hijo llegan a una rave perdida en Marruecos. Buscan a Mar, su hija y hermana, desaparecida hace meses en una de esas fiestas sin amanecer. Reparten su foto una y otra vez rodeados de música electrónica y un tipo de libertad que desconocen. Conocen a un grupo de raveros y deciden seguirlos a una última fiesta que se celebrará en el desierto, donde esperan encontrar a la joven desaparecida.
Esta coproducción española y francesa (con parte de producción de Movistar + y El Deseo de los hermanos Almodóvar rodada en las provincias de Teruel, Zaragoza y en Marruecos (donde Laxe rodó sus dos primeros largometrajes) es una áspera cinta cercana al cine de aventuras en forma de road movie que tiene una premisa casi suicida y sin sentido que ofrece al espectador un viaje sensorial en un mundo casi apocalítico (según se oye por la radio). El grupo de raveros son inadaptados al margen de la sociedad por voluntad propia al que se les une un padre de familia con su hijo y una perrita en busca de una hija que quizás no quiere que la encuentren. El largometraje tiene un fuerte giro de guion a mitad de metraje que cambia el rumbo de los personajes. En este sentido, no me parece que esta sea una muestra de cine de la crueldad ya que reflexiona sobre la muerte y da a entender que ante el abismo sólo queda la naturaleza y los cuerpos. Relacionado con el significado de la palabra “Sirat”, durante el trayecto a ninguna parte por el desierto, los personajes sufren un proceso de sanación y salvación. Cabe señalar el reparto de actores con Sergi López y Bruño Núñez (“La Mesías”) junto con actores no profesionales como Jade Oukid, Stefania Gadda, Richard Bellamyun, Tonin Javier y Joshua Liam Henderson que dan verosimilitud al conjunto. En el aspecto formal, la película es menos contemplativa que “Lo que arde” y destacan aspectos como la fotografía a cargo de Mauro Herce con bellas imágenes, el sonido y la música electrónica experimental compuesta por Kangding Ray. Tengo que decir que esta propuesta de cine autor quizás quiere llegar más al público que anteriores trabajos de su director aunque no la recomiendo a los espectadores que sólo vean cine comercial. Es un tipo de cine en el que hay que entrar desde el principio para dejarte envolver, el visionado no se hace pesado, es mejor verla en la pantalla más grande posible y puede resultar hipnótica.
El film fue muy bien recibido en el festival de Cannes donde obtuvo ex aequo el premio del jurado en la sección oficial siendo uno de los pocos títulos españoles en lograr ser premiados en ese escenario. Me alegro de que la película tenga buenos resultados en la taquilla, es una firme opción para ser elegida por la Academia de cine para el Oscar internacional y seguramente sea favorita en apartados técnicos en los Goya.
Valoración: 8
Lo mejor: es una película poco habitual en el cine español.
Lo peor: los personajes no están muy desarrollados.
No tiene mucha lógica que los personajes que quedan vivos en el terreno minado crucen sin sus mochilas aunque luego me hubiera gustado seguirlos después de sobrevivir.
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