Hirokazu
Koreeda es uno de los mejores realizadores contemporáneos, no sólo
de Japón, sino de los países asiáticos. Así lo atestiguan films
como "Nadie sabe" (tal vez el mejor), "Air Doll"
o la más reciente "Kiseki (Milagro)". Su nuevo film no es
una excepción. Las relaciones familiares vuelven a ponerse sobre la
mesa después de "Una familia de Tokio", en esta historia
sobre unos padres que descubren que su hijo no es realmente el suyo.
No es un tipo de argumento muy novedoso, pero consigue emocionar
además desde una aparente ligereza y sencillez en la realización.
Está elaborada con mimo cada detalle, utilizando una bella y cuidada
fotografía y banda sonora y contando con buenos intérpretes, uno de
los cuales, el padre protagonista, es uno de los más conocidos en su
país. No hay muchas propuestas que dejen al espectador recordándola,
y ésta es una de ellas. Steven Spielberg, presidente del último
festival de Cannes así lo vio, ya que ha trabajado en su filmografía
la relación padre-hijo, y no es extraño que le concedieran el
premio del jurado en el prestigioso certamen. Pero también ha
conseguido el apoyo del público, ya que gustará a los adultos, como
demuestra el premio del público en Zinemaldia 2013. Al tratar una
historia universal, Spielberg anunció que se realizará un remake
del mismo, algo positivo por una parte, pero es cierto que es el film
de Koreeda no tan de autor como otros.
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