Un año después
de la primera entrega de la nueva trilogía de "El hobbit"
dirigida por Peter Jackson, se estrena la segunda, que empieza justo
dónde terminó la anterior. La película es una excelente muestra de
cine de aventuras, cuenta con unas impresionantes escenas de acción
y vemos cómo avanza la trama. Es cierto que el metraje de dos horas
y media continúa siendo largo y pesado, pero resulta ser mejor que
la primera, es más oscura. No hay el factor innovador y la maestría que se produjo
con la trilogía de "El señor de los anillos", pero tiene
diversos alicientes: el periplo de las buenas interpretaciones de los
personajes de Martin Freeman y Ian McKellen, el nuevo personaje de
Tauriel encarnado por Evangeline Lilly y ver al dragón Smaug (con la
estupenda voz de Benedict Cumberbatch). Gustará a los seguidores de
la obra de Tolkien y del director y es una de las propuestas más
atractivas de estas fechas navideñas.
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