Jon
S. Baird adapta al cine la corrosiva novela de Irvine Welsh y realiza
una desmesurada comedia negra sobre un detective escocés que quiere
un ascenso, un tipo maleducado y drogadicto, algunos de los negativos
adjetivos con los que se puede calificar a este hombre. Está
encarnado por el actor James McAvoy, que compone el personaje más
desagradable y el que más reconocimiento le ha dado hasta el momento
de su carrera, marcada por interpretaciones más nobles como en
"Expiación". Su valiente e inmensa actuación está bien
secundada por los intérpretes Jamie Bell, Imogen Poots, Jim
Broadbent y, sobre todo, Eddie Marsan. Estamos ante un film que por
ser irreverente no deja de tener su toque británico, es ágil, muy
entretenido y se agradece encontrar propuestas alocadas de este tipo
cuando en la cartelera abundan films más convencionales.
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