Uno
de los estrenos de cine de autor más importantes de estas semanas es
esta película de Olivier Assayas, tras las notables "Las horas
del verano", "Carlos" o "Después de mayo".
Presentada en la sección oficial del festival de Cannes del año
pasado, los alpes suizos ambientan una historia sobre una veterana
actriz que veinte años antes se hizo célebre por su actuación de
Sigrid, un personaje que llevó a Helena al suicidio. Ahora que se
encuentra en la cumbre de su carrera, debe decidir si acepta
interpretar otro personaje en la obra, el de Helena. La película es
interesante porque habla de la aceptación del paso del tiempo, hace
un retrato de la vida privada de una estrella, de las consecuencias
de la fama, de las inseguridades y dependencias de los actores. Sobre
todo es una película muy dialogada, que puede resultar pesada a
algunos y un tanto fría en su realización, parece como si le
faltara ser redonda, pero tiene muchas capas, tiene un guión
trabajado y cuenta con tres grandes interpretaciones de sus actrices:
la siempre excelente Juliette Binoche como la veterana estrella,
Kristen Stewart (la primera norteamericana en alzarse con el premio
César a la mejor actriz de reparto) como su asistente, que bajo las
gafas demuestra ser una notable actriz lejos de la saga "Crepúsculo"
y acertando en los papeles que elige, y la joven Chloë Grace Moretz
como una incipiente intérprete. Estamos ante una de esas películas
que hablan del mundo de los actores, como "El crepúsculo de los
dioses" o "Eva al desnudo", que no llega a la altura
de las citadas, pero sobre este tema es una de las mejores de los
últimos años y una de las más conseguidas de su director, a la
espera de ver su próximo proyecto con Rachel Weisz y Robert de Niro.
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