El otro estreno francés
que podemos ver en salas viene de la mano de Arnaud Desplechin,
responsable de excelentes títulos como "Reyes y reina" y
"Un cuento de Navidad". Tras la no muy bien recibida "Jimmy
P.", el director realizó esta película que se centra en Paul
Dedalus, personaje que estuvo en un filme anterior del director y que
ahora se desarrolla años después. El hombre deja Tayikistán
recordando su infancia en Roubaix, las crisis de su madre y su
relación con su hermano Ivan. Recuerda sus 16 años, su padre viudo,
el viaje a la URSS donde una asignación clandestina le llevaría a
ofrecer su identidad a un joven ruso. También recuerda sus 19 años,
su hermana y primo, Kovalki, un amigo al que tuvo que traicionar.
Recuerda sus estudios en París, su vocación para la antropología
y, sobre todo, Esther. Dividido en tres partes, la película es un
drama sobre la adolescencia y el paso a la madurez, de cómo la
persona tiene unos recuerdos de lo que ha vivido que no siempre son
exactos a las experiencias vividas. El filme, melancólico,
nostálgico y arrebatado, tiene un carácter literario y cuenta una
historia compleja, con muchas capas. Recuerda al cine de François
Truffaut, impulsor de la Nouvelle Vague, de la que Desplechin es
deudor. Está bien interpretado por los jóvenes Lou Roy-Leconillet y
Quentin Dolmaire y Mathieu Amalric, habitual en la filmografía del
director, en el personaje del joven en la edad adulta. "Tres
recuerdos de mi juventud", presentada en la Quincena de
realizadores del festival de Cannes de 2015, y que hubiera sido una
dignísima candidata a la Palma de Oro, estuvo nominada a once
premios César, de los que Desplechin ganó el premio al mejor
director. Con éste filme y en general en una trayectoria más que
interesante, Desplechin ha demostrado ser uno de los mejores
directores del cine francés.
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