Después
de la notable “La invitación”, Karyn Kusama ha dirigido este
film estadounidense que cuenta la historia de Erin
Bell, que trabajó en su juventud como policía encubierta en una
peligrosa banda del desierto de California. Su incursión en el mundo
de la mafia tuvo consecuencias fatales para su mente de las que cree
haberse recuperado. Sin embargo, cuando el líder de la banda vuelve
a dar señales de vida, Bell sufre una odisea moral y existencial. La
única solución para olvidar sus fantasmas pasa por retomar el
contacto con viejos miembros del grupo, intentando comprender cuáles
fueron los motivos que destruyeron su pasado. Este es un thriller con
toques de cine negro y drama criminal más rutinario de lo que
parecía a priori. En anteriores films como “Aeon flux” y
“Jennifer's body”, la directora ha intentado subvertir los roles
femeninos y esta vez hace lo mismo con Nicole Kidman, en una de sus
últimas mejores actuaciones como una antiheroína, pese a las capas
de maquillaje, por la que estuvo nominada a los Globos de oro y
Satellite awards. La actriz está bien acompañada por Sebastian
Stan, Tatiana Maslany, Toby Kebbell y Scott McNairy.
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