El
estreno español de esta semana es el segundo largometraje de Alejo
Flah después de debutar con la apreciable “Sexo fácil, películas
tristes”. León
Lafuente es un taxista español, siempre enfadado y acosado por las
deudas. Jodido por lo rápido que cambian las cosas: su taxi, su
barrio, su mundo, y el vientre de su mujer embarazada. Todo está
cambiando para León. Por su lado, Diego Manfredi, tan mentiroso como
encantador, tan guapo como embaucador. Acaba de salir de la cárcel,
nadie ha venido a buscarlo, los años en la cárcel lo han dejado sin
familia ni porvenir, y con un montón de deudas. Por su parte, Sandra
Sánchez, joven y aburrida como una ostra. Está huyendo de su pueblo
donde se ha pasado media vida rodeada de olivos, huyendo de sus
amigas, todas casadas, y de su novio. Estos son tres perdedores que
emprenden un viaje delirante con la promesa de un cargamento de oro
perdido en los túneles del lugar más raro y desconocido de la
Península Ibérica: Gibraltar. Esta es una alocada comedia en forma
de road movie con un ritmo aceptable y sin pretensiones pero las
bromas no hacen gracia, hay clichés y los personajes parecen meras
caricaturas. Estos están interpretados por Dani Rovira (de nuevo en
un registro cómico que ya empieza a cansar), Joaquín Furriel (en un
género al que no estamos acostumbrados a verlo), Ingrid García
Johnsson y la participación destacada de José Manuel Poga (visto en
“Grupo 7”, por ejemplo). Esta es una de esas comedietas
intrascendentes y olvidables que ha inaugurado el festival de cine de
Málaga, que merece tener mejores títulos que este.
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