“Todo
debe cambiar para que nadie cambie”
Después
de las notables “Viaje a Sils Maria” y “Personal shooper”,
Olivier Assayas dirigió este otro film europeo (en este caso
francés) que se estrenó en salas. A
Alain, un exitoso editor parisino, y a Léonard, uno de sus autores
de toda la vida, les cuesta aceptar por completo el mundo digital
actual (aunque de manera diferente)... y puede que la crisis de la
mediana edad. Cuando se reúnen para debatir sobre el nuevo
manuscrito de Léonard, Alain debe encontrar una manera elegante de
decirle a Léonard que se está quedando atrás, de exponerle sus
dudas, mientras que la esposa de Alain, Selena, cree que por fin
Léonard ha conseguido realizar su obra maestra.
Con
el apropiado título original “Non-fiction” con el que se
presentó en los festivales de Venecia y de Sevilla, este es un drama
bajo apariencia de comedia ligera que no es en absoluto, ya que habla
de temas como el paso de la cultura tradicional a la digital, la
literatura en concreto. Pero hay cierto apunte esperanzador hacia los
que son pesimistas a los cambios, de ahí el título de esta crítica.
Además, conforme avanza el metraje, se muestra una especie de
vodevil a base de las relaciones más personales e íntimas de los
personajes (a los que vemos comer, beber y amarse), infidelidades
incluidas, de ahí también el título en francés “Doubles vies”,
pues los personajes muestran una cara y expresan unas ideas aunque
luego piensen diferente. La película es muy dialogada como
acostumbra el cine “intelectual” de Assayas, hace reflexionar
sobre la sociedad y los cambios que se suceden en la misma, pero
paradójicamente, aunque hable de la revolución digital, no se
exponen explícitamente mensajes a través de móviles o tablets
aunque estos instrumentos sí aparecen.
El
largometraje está muy bien interpretado por los que en un principio
son los protagonistas Guillaume Canet como Alain, que acepta los
cambios en el mundo editorial y Juliette Binoche (habitual en la
filmografía del director) que interpreta a Selena, actriz estancada
y pareja de Alain. Pero a medida que avanza el visionado, los que
parecían personajes más secundarios cobra más protagonismo:
Vincent Macaigne (visto en “C'est la vie”) como Leonard, escritor
que se resiste a la transformación digital y su pareja Valérie a
cargo de Nora Hamzawi. Además, hay que incluir a Laura como la joven
arribista que encarna Christa Teret (“Renoir”).
Así
pues, aunque fue injustamente ignorada por los premios César, esta
es una brillante y lúcida película que demuestra de nuevo que
Assayas es uno de los directores más interesantes de cine de autor
no sólo a nivel francés sino también europeo.
Valoración:
8
Lo
mejor: los diálogos densos y espontáneos y el elenco de actrices y
actores.
Lo
peor: no hace reír si uno espera ver una propuesta a lo Woody Allen
como se ha anunciado.
Alain
engaña a su pareja Selena con su compañera de trabajo Laura (que
parece ser bisexual). Pero también Selena ha mantenido durante seis
años una relación con Leonard. Y finalmente la pareja de este,
Valérie, simplemente le ha ocultado que está embaraza de él. Es
curioso cómo el personaje de Valérie, que parece en principio la
más borde y directa, finalmente vemos que no ha engañado a su
pareja como sus amigos. Para acabar, hay que apuntar el guiño hacia el desenlace sobre la actriz real Juliette Binoche.
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