martes, 9 de abril de 2019

Dolor y gloria * * * * *




La vida del director Salvador Mayo

Un nuevo film de Almodóvar siempre es un acontecimiento. Después de la excelente “Julieta” en que el director parecía abrir nuevos caminos en su cine, como otros grandes directores de la Historia del cine como Ingmar Bergman y Federico Fellini, Almodóvar ha tenido la necesidad de hacer una película confesional que cuenta una serie de reencuentros en la vida de Salvador Mallo, un director de cine en su ocaso. Algunos de ellos físicos, y otros recordados, como su infancia en los años sesenta, cuando emigró con sus padres a Paterna, un pueblo de Valencia, en busca de prosperidad, así como el primer deseo, su primer amor adulto ya en el Madrid de los ochenta, el dolor de la ruptura de este amor cuando todavía estaba vivo y palpitante, la escritura como única terapia para olvidar lo inolvidable, el temprano descubrimiento del cine, y el vacío, el inconmensurable vacío ante la imposibilidad de seguir rodando. "Dolor y gloria”, que tiene que ver con “La ley del deseo” y “La mala educación”, habla de la creación, de la dificultad de separarla de la propia vida y de las pasiones que le dan sentido y esperanza. En la recuperación de su pasado, Salvador encuentra la necesidad urgente de volver a escribir.
La película alterna el presente con el reencuentro de Salvador con Alberto, actor de su primer film “Sabor” y con Marcelo, un antiguo amor, y el pasado con su madre y un joven albañil. Almodóvar utiliza diferentes recursos narrativos como la voz en off del protagonista, el grafismo de a cargo de Juan Gatti sobre aspectos como Geografía y Anatomía, el monólogo teatral “La adicción” y el episodio “El primer deseo”, la puesta en escena es más bien sencilla y el director consigue que todo el conjunto esté en equilibrio, con una realización sutil dramáticamente. En este cóctel también cabe la heroína y el amor por ver cine en pantalla grande. Hay que destacar la labor de montaje de Teresa Font (después de que José Salcedo fuese su montador habitual), la fotografía a cargo de José Luis Alcaine con una casa de Salvador en el presente con menos luz que la de la cueva de la infancia, y la música de Alberto Iglesias, así como la dirección artística en el domicilio de Salvador.
Punto y aparte merece el reparto de actores: Antonio Banderas como el alter ego de Almodóvar realiza su mejor interpretación con el director desde “¡Átame!, Asier Etxeandía (actor que personalmente no me gusta su punto engreído) aquí está bien como Alberto, Leonardo Sbaraglia como Marcelo (que contribuye a uno de los momentos más emotivos de la película), Penélope Cruz y Julieta Serrano como la madre de Salvador en su juventud y vejez, y Nora Navas como Mercedes, la representante.
Así pues, quizás estamos ante el film más honesto y personal de Almodóvar, me alegro que haya sido bien recibido por el público y espero que sea reconocido próximamente.

Valoración: 9

Lo mejor: el reencuentro entre Salvador y Marcelo, el reparto de actores y el plano final.

Lo peor: nada. 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario