Reconciliarse
con la vida
Los
últimos títulos de Clint Eastwood no han sido tan destacados como
algunos de sus mejores como “Un mundo perfecto” o “Million
dollar baby” pero tampoco nada desdeñables como “Sully”.
Aunque parecía que había dejado la actuación (estuvo en la
película “Golpe de efecto” de Robert Lorenz), el director y
actor protagoniza su último largometraje basado en un artículo
sobre un caso real de Sam Dolnick y con guion de Nick Schenk. A
Earl Stone, un octogenario que está en quiebra, solo, alejadro de su
familia y que se enfrenta a la ejecución hipotecaria de su negocio
de flores, se le ofrece un trabajo aparentemente facil: sólo
requiere conducir. Pero, sin saberlo, Earl se convirte en traficante
de drogas para un cártel mexicano, y pasa a estar bajo el radar del
agente de la DEA Colin Bates. Este es un notable drama con toques de
humor realizado de manera clásica, con un estupendo prólogo que
tiene lugar doce años antes, en 2005 y que ayuda a mostrar una
sociedad que ha cambiado después de la crisis económica. Aunque el
aspecto del negocio de las drogas puede tener clichés y la trama de
los policías que investigan el caso queda coja y no aporta mucho al
protagonista, la película fluye bien, la realización es
transparente (tiene que ver el hecho de que por primera vez el
director de fotografía sea Yves Bélanger), posee un valioso
componente humanista y llega a emocionar cómo un hombre en el ocaso
de su vida ha conseguido obtener mucho dinero pero le falta tiempo
para reconciliarse con su familia. A priori creía que el personaje
que encarna Eastwood se parecería más al inflexible Walt Kowalski
de “Gran Torino” (ambos fueron veteranos de guerra), pero Eart es
más afable, vividor e ingenuo. Está bien acompañado por un reparto
formado por Bradley Cooper como el agente Bates, la oscarizada Dianne
Wiest interpreta a la ex esposa de Earl, Taissa Farmiga como la nieta
del protagonista, Michael Peña como el compañero policía, Laurence
Fishburne como el jefe de policía, curiosamente Alison Eastwood
(hija del director) hace el papel de la hija de Earl y Andy García
es el capo de la banda de traficantes. Así pues, estamos ante uno de
los mejores últimos films de Eastwood, cerca del nivel de “Gran
Torino”, que quizás es su última excelente película.
Valoración:
7,5
Lo
mejor: las últimas escenas emotivas de Eastwood y Wiest juntos.
Lo
peor: un apunte del guion al final sobre la trama policial.
Es
emotivo ver cómo en el desenlace el personaje de Earl sigue
dedicándose a las flores como ha echo durante toda su vida, teniendo
en cuenta que ha estado en peligro de muerte. Sin embargo, aunque la
película gira entorno al protagonista, bajo mu punto de vista no se
especifica lo suficiente qué sucede con los traficantes y la policía
no captura al nuevo jefe de la banda.
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