Fernando
Meirelles, responsable de títulos como “Ciudad de Dios”, “El
jardinero fiel” y “A ciegas” no dirigía un largometraje en
solitario desde 360. Juego de destinos”. Su última película
explora la relación entre el Papa Benedicto y el Papa Francisco, dos
de los líderes más poderosos de la Iglesia Católica, que deben
abordar sus propios pasados y las demandas del mundo moderno
para que la institución avance. Esta coproducción británica es una
más bien benevolente comedia dramática que no profundiza en temas
espinosos como los abuses sexuales o el poder de la Iglesia, por lo
que en este sentido es mucho mejor ver la notable serie “The young
pope” de Paolo Sorrentino. Aún así, el guion a cargo de Anthony
McCarten (“La teoría del todo”) no es deficiente y lo mejor está
en las excelsas actuaciones de Anthony Hopkins como Ratzinger y
Jonathan Pryce como Bergoglio (del que se nos muestra una parte de su
pasado); además, cuenta con el actor Luis Gnecco (“Neruda”). El
film se presentó en los festivales de Toronto y de Telluride, ha logrado estar presente en la temporada de premios (tal vez de manera un poco sobrevalorada) ya que
cuenta con cinco nominaciones a los Satellite awards incluyendo mejor
película y guion adaptado y cuatro nominaciones a los Globos de oro
a mejor película de drama, guion, actor principal (Pryce) y actor de
reparto (Hopkins), que además opta al Critic choice award. La
película tiene un estreno limitado en cines de USA y España antes
de estar disponible en Netflix a partir de finales de este mes.
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