Un estreno de la semana pasada es el último trabajo del veterano coguionista y cineasta Andrei Konchalovsky tras “Paraíso” y “Il peccato”. En Novocherkask, la Unión Soviética, el año 1962, Lyudmila es miembro del partido comunista local. Ella defiende los ideales del régimen comunista y desprecia todo tipo de disidencia. Durante una huelga laboral en una fábrica de motores, ve cómo el ejército mandado por el Gobierno dispara a los protestantes y comete una masacre. Ese suceso cambiará su visión de las cosas. Con la ciudad destruida y agitada por las revueltas, hay mucha gente herida y desaparecida. Una de las desaparecidas es la hija de Lyudmila, lo que la obligará a buscarla entre el caos. La película rusa es un notable drama histórico basado en hechos reales sobre la matanza en Novocherkask que es rigurosa en los hechos, tiene un componente de ambigüedad moral y política y recuerda que el gobierno quiso silenciar la masacre. La cinta está muy bien realizada con una fotografía en blanco y negro y en formato 1:33 que resulta claustrofóbico y encierra a los personajes. Está protagonizada por una destacada Yuliya Vysotskaya (en los dos anteriores títulos del director). El film fue reconocido el año pasado: obtuvo el premio especial del jurado en la Mostra de Venecia, el premio Hugo de plata a mejor director en el festival de Chicago, elegido como uno de los mejores films extranjeros del año por el National Board of Review y nominado al premio BAFTA a mejor largometraje de habla no inglesa. Así pues, el maestro Konchalovsky vuelve a demostrar con “Queridos camaradas” su pericia en la realización.
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