Por fin se ha estrenado en cines
uno de los estrenos más esperados de este verano, la quinta entrega de “Indiana
Jones”, esta vez sin Steven Spielberg como director sino coescrita y dirigida
por James Mangold después de “Le Mans 66”. El arqueólogo Indiana Jones deberá
emprender otra aventura contra el tiempo para intentar recuperar un dial
legendario que puede cambiar el curso de la historia. Acompañado por su
ahijada, Jones pronto se encuentra enfrentándose a Jürgen Voller, un ex nazi
que trabaja para la NASA. Años después de “Indiana Jones y el reino de la
calavera de cristal” (que me gustó aunque fue criticada) tenemos esta cinta estadounidense
de aventuras en que se nota el peso del tiempo, es nostálgica y resulta
entretenida. Cabe señalar la música compuesta por John Williams. Sin embargo,
el metraje es un poco largo, así como el prólogo inicial y algunas secuencias
de acción, se excede en utilizar efectos digitales y se echa de menos más fisicidad
en la acción aunque quizás ya se no se hace el cine de antes. En cuanto al reparto
de actores, Harrison Ford está estupendo y cumple bien en las escenas de acción,
Mads Mikkelsen es un villano a la altura y Phoebe Waller Bridge es adecuada en
su papel de ahijada ácida del protagonista. Además, cuenta con Antonio
Banderas haciendo de español, Boyd Holbrook (“The cursed”), Thomas Kretschmann
y Toby Jones. Así pues, si bien no me entusiasma, esta es una más que digna
despedida a la saga protagonizada por H. Ford aunque no llega al nivel de las
tres primeras entregas. El film se presentó fuera de concurso en el último
festival de Cannes y ha logrado el número uno en taquilla en su primer fin de
semana de estreno en España y USA pero por debajo de las expectativas.
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