Al
principio de esta película vemos que las mismas manos del
protagonista que amasan pan, luego son las que cogen fuerzas para ir
al otro lado del muro que le separa de su amor. Años después de
"Paradise now" en la que contaba la historia de dos
soldados en misión terrrorista, Hany Abu Assad vuelve a ganar
prestigio en festivales y a ser finalista al Oscar en la categoría
de película extranjera con este preciso retrato de un joven atrapado
por sus convicciones y amigos por ser un palestino que ve cómo los
israelíes se apoderan de su territorio, el chantaje al que la
policía le somete y el amor inocente y puro que siente por Nadia,
que se convertirá en una decepción. En este sentido, hay que
destacar que, al contrario que en otros films, la historia de amor no
redime o hace más fuerte a la lucha de los personajes, sino que no
puede tener un buen desenlace en las condiciones duras en las que ha
surgido. Y es que la descripción social del conflicto es muy
creíble, pero además la intriga con la que el director desarrolla
la película hace que en todo momento el espectador mantenga el
interés por lo que sucede, no hay una escena de sobra. Cuenta con
actores sin experiencia, que potencian la verosimilitud y naturalidad
con la que se suceden los hechos, (además
de si pueden verla en versión original), entre los que hay que destacar a
Adam Bakri y a Leem Lubani, además del actor W. Zuiaiter que sí
tenía experiencia que encarna al policía que confía en la
colaboración del protagonista. Y es que el tema central del film es
la confianza en las relaciones personales. Lo que empieza con algún
chiste entre amigos y una bonita pareja que se ve a escondidas, acaba
en desilusión y con el protagonista que en el último momento actúa
y no podrá volver atrás. Produce esta propuesta en el espectador
una fuerza e impacto pocas veces visto en el último cine. Muy
recomendable, una de la mejores de lo que va de año.
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