Llega
a las carteleras por fin una película esperada por algunos, que el
año pasado se presentó en la sección oficial del festival de
Cannes y fue la máxima galardonada en el certamen de Sitges. Alex
van Wandermann dirige un peculiar thriller doméstico sobre un
extraño hombre que entra un día en casa de una familia burguesa, de
la que veremos que no es todo tan bonito como aparenta. La historia
recuerda un poco a "Funny girls" de Haneke y aunque su
desenlace puede estar por debajo de las expectativas que crea, llega
a impactar al espectador. Al final no sabemos muy bien las
intenciones del protagonista que representa el mal, cosa que algunos
no verán bien, pero creo que el mal no actúa con motivos sino per
se. En este sentido, la interpretación de Jan Bijvoet es
espeluznante Hay escenas que se aproximan a lo absurdo, pero es un
film valiente, que no deja indiferente al espectador, perturba y, sin
duda, uno de los films holandeses más logrados que hemos podido ver.
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