Justo un año después de su debut con "Yo maté a mi madre", el canadiense Xavier Dolan dirigió una película acerca del amor a los veintipocos. Ya en su primera película trató el sentimiento amoroso en la adolescencia y luego lo haría en una edad más madura, a los treinta, en "Lawrence anyways", por lo que sus tres primeros films formarían una trilogía.
En "Los amores imaginarios" estamos ante una película a la que quizá se le nota un poco cierta prisa en su realización, ya que hubo poco tiempo para hacerla. Cuenta la historia de dos amigos, Marie y Francis que conocen a un chico, Nick, que les fascina, pero su amistad no será muy duradera. El guión no es muy complejo pero hay ciertos diálogos que funcionan, como el que mantienen los dos amigos protagonistas. De nuevo podemos apreciar el estilo de Dolan en su realización: momentos de confesiones, colores vistosos y escenas musicales que muestran el buen gusto en las canciones del director. Las escenas en que escuchamos el tema "Bang bang" de Dalila y la de la fiesta de cumpleaños de Nick con el tema "Pass this on" son para recordar. El final parece indicar al espectador que Marie y Francis no han aprendido nada de los avatares que han tenido. Dolan vuelve a protagonizar un film suyo, un chico gay, y cuenta con buenos actores: Monia Chokri, irónica y que fuma mucho para aguantar la soledad, Niels Schneider como el chico que pone a prueba la amistad y la aparición de Anne Dorval, que como Schneider, ya actuaron en la ópera prima del director. Considero que esta película no tiene la fuerza dramática de la anterior, pero tiene la capacidad de seducir y entretener, y como es habitual en Dolan, ofrece una experiencia de cine de momentos que quedan en el espectador.
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