Esta semana se
estrena la única película que dirigió el gran actor que fue
Phillip Seymour Hoffman, que falleció hace pocos meses. Se trata de
una interesante comedia, una producción pequeña que se presentó en
el festival de Sundance de 2010 sobre personajes que están solos. P.
Seymour Hoffman interpreta a un conductor de limusinas tímido que se
atreve a hacer cosas como dar clases de natación. Dela misma manera
que en sus interpretaciones, el actor ofrece detalles en esta ocasión
detrás de la cámara, aunque su labor como director no es muy
personal. Simplemente, deja que la cámara capte las excelentes
actuaciones del reparto de actores: él mismo, una Amy Ryan a la que
echo más de menos en el cine o actores desconocidos para el gran
público como John Ortiz o Daphne Rubin-Vega. Es una película
sensible, que no engaña y gustará a los seguidores de Hoffman y de
obras no muy comerciales pero valiosas.
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