Los dos grandes estrenos de la
cartelera vienen de Estados Unidos, en plena temporada de premios de
Hollywood. Uno de ellos es la última película de David Ayer, un
director que trata temas interesantes como la especie de trilogía
que hizo sobre la delincuencia y el cuerpo de policía con "Vidas
al límite", "Diarios de la calle" y la excelente "Sin
tregua". Después vino la pasable "Sabotaje" pero
ahora vuelve por la puerta grande con este drama bélico ambientado
en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial. Un grupo de cinco
soldados americanos deben luchar contra un ejército nazi que sabe
quienes serán los vencidos de la guerra. El grupo de personajes
principales en un tanque llamado "Fury" (título original
de la cinta") recuerda a otros films en una situación similar
como "La batalla de las Ardenas", "Los violentos de
Kelly" o la más reciente "Lébanon". La realización
de Ayer es competente, transmite cierta dureza, crudeza del conflicto
y sensibilidad en algunas imágenes con fuerza. Los actores, con Brad
Pitt al frente en un papel alejado del que hizo en "Malditos
bastardos" de Tararantino, cumplen bien su cometido, formando un
grupo compacto con Shia LaBeouf, Logan Lerman, Michael Peña y Scott
Eastwood, en unos personajes que no son simples arquetipos.
Técnicamente notable, quizás no sea la gran película que podría
haber sido, pero es una de las más interesantes en su género que se
han hecho últimamente.
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